Quien vaya en coche se encontrará carreteras vacías, en un ambiente de ensueño que hace pensar en el fin del mundo. Cuando llevas una hora circulando, no has visto ningún coche en ambos sentidos y los pueblos parecen estar abandonados todo tiene un aspecto mágico.
En la carretera hay señales alertando del peligro de que se te cruce un reno. Si vas en verano, el sol de medianoche aumenta el clima de pesadilla, especialmente a partir de las 10 de la noche, cuando la gente está durmiendo pero tú ves un sol radiante que tu organismo es incapaz de aceptar como noche. Los pájaros, que llevan días sin dormir porque nadie se ha preocupado de actualizar su reloj biológico, cantan las 24 horas del día. Los graznidos de las gaviotas que se acercan peligrosamente al parabrisas hacen que el viaje tenga su parte de aventura.
Un aspecto muy romántico en la época de los mails es la posibilidad de enviar una carta desde allí. Se jactan de tener la oficina de correos más al norte del mundo y el matasellos de la carta es bien bonito, con la latitud de dicho punto, 71º 10 21.
El sitio es un sueño. Todo el norte lo es. En el año 2000 fui en bici desde el Círculo Polar hasta Cabo Norte. Un año más tarde volvería a Finlandia para vivir. Y otros dos después la vida me llevó hasta el Círculo Polar... linea que veo desde entonces cada día (pintada en el suelo) desde la oficina.
Hola Xavi, estoy leyendo "Doctor Pasavento" de Vila Matas y en la novela aparece Bernardo Atxaga como un personaje de ficción. Me ha hecho gracia encontrarlo aquí, aunque nunca he leído nada de él, y eso que me compré hace años Obaba. A veces me compro libros que acabo leyendo mucho tiempo después. Por cierto que Bernardo Atxaga es el pseudónimo de Jose Irazu Garmendia.